viernes, 7 de octubre de 2011

Sana, sana, culito de rana.

¡Ay, pero que susto me pegué ayer al mediodía cuando me llaman del cole de la niña!.

¿Es usted el padre de Carmen?. Le paso con la profesora: es que la niña ha devuelto un par de veces, y que si vienen a por ella. ¡Que susto más grande!. Enseguida nos acercamos...

Eso si, ésto me ha hecho reflexionar y pensar en mi madre. En las madres con carácter general.

Lo cierto es que nos acordamos de Santa Bárbara nada más que cuando truena, pero una madre... Una madre está siempre ahí, llueva, truene o a pleno sol. Y generalmente son de las que están bajo la lluvia sin paraguas, esperándonos, ayudándonos, a nuestro lado, para lo que haga falta.

Pues eso, que parece mentira que solo con los años te des cuenta de todo lo que ha hecho tu madre por ti, hace y hará, seguro. Es lo que tiene pasar de hijo a padre (y aún más de hija a madre, supongo).

Yo de la mía no tengo queja, nunca la he tenido (salvo el paréntesis de la pubertad, donde creo que todos hemos sido unos "incomprendidos") ni la tendré. Seguro. Al contrario, solo puedo hablar de sacrificio y horas de dedicación por su parte.

Y por eso quiero hacerlo público. ¡¡Gracias MAMÁ!!.

Pero por favor, si la veis, no le digáis nada de ésto, porque como todas las madres, se me pone llorona y.... eso no es bueno: ¡me lo contagia!.

Bueno, y esta reflexión viene por la llamada de la profe, que la niña está mala, y aparte un poquito suelta, y yo, como buen padre-cocinillas la voy a preparar una compota de manzana que la va a venir de maravilla a esa tripita.

Sana, sana, culito de rana, que si no se cura hoy, se curará mañana.

Y cuando se ponga buena, la rellenaré unos creps con ella. Ya lo veréis.

Ingredientes:

300 gr. de manzana Golden
125 gr. de azúcar blanquilla
25 cc. de agua



Preparación:

Yo he utilizado manzanas Golden, que son las que tenía en casa (como la niña se ha puesto malita de repente...) pero vienen mejor para la compota las tipo Reineta. Pelamos las manzanas y picamos en daditos, como de 1 centímetro, desechando el corazón con las pepitas.

Echamos la manzana picada en una cacerola. Añadimos el azúcar y unos 25 cc. de agua. Ponemos a fuego medio.




En condiciones normales le incorporaría también una pizca de canela, pero como es para la niña, y está como está, este paso nos lo vamos a saltar hoy.

Dejamos que comience a hervir (se nota muy bien porque sube espuma) y bajamos el fuego al mínimo.


Tapamos la cazuela y vamos removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera hasta conseguir la textura deseada, lo cual ocurrirá pasados, al menos, quince minutos.




Una vez hecha la ponemos en un recipiente, dejamos que se enfríe y al frigorífico.


A partir de aquí nos puede servir de acompañamiento de platos de caza, para postres,....... dejad volar vuestra imaginación.

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