lunes, 16 de septiembre de 2013

Mesón del Labrador: cocina de sabor...

El pueblo de Castroverde de Campos, en Zamora, sirve de escenario a una de las grandes cocinas de Castilla y León: EL MESÓN DEL LABRADOR.
 
Cocina clásica, de raíces, basada en productos de la tierra, Tierra de Campos, que ha sido llevada siempre por Cecilio Lera, y que ahora de las manos de su hijo Luis, hace un guiño a los tiempos que corren, utilizando nuevas técnicas.
 
A partir de ahora va a ser para mi una parada obligada en mis viajes a Galicia, uno más a añadir al clásico El Ermitaño, en Benavente, El Empalme, en Rionegro del Puente, o el Asador La Botica en Matapozuelos. Pero ya hablaré de éstos. Ahora le toca al Mesón del Labrador.
 
Sabía donde iba. Tenía referencias. Pero lo que no podía esperarme es un local tan pequeño (tan solo 8 mesas, dos de ellas dobles, aunque también disponen de alguna mesa más en el bar) y tan acogedor.

 
Amén de la hospitalidad de su gente, tanto del servicio como del propio Luis y Cecilio (aunque llegó más tarde).
 
Y aunque disponen de carta, lo mejor es que te la canten, que te digan lo que tienen. Dejaos llevar, como hice yo...
 
Comenzamos con un carpaccio de carabineros con cítricos, AOVE, y huevas de trucha y arenque. Propuesta ya conocida de otros restaurantes pero bien resuelta y con mucho sabor. Se sirve con unas tostas crujientes pan candeal.

 
Continuamos con un bonito escabechado en ensalada. No podía ser de otra forma estando en temporada y más aún conociendo la fama que tienen las tierras zamoranas para los escabeches. Textura suave pero firme. En su punto de vinagre. Hecho pero jugoso... ¡Inmejorable!.

 
Y un huevo poché con espuma de boletus y trufa. Versión de los huevos en sartén que prepara Abraham García en Viridiana. ¡Muy rico!.

 
Como platos principales optamos por una paletilla de cabrito asada, que sirvieron con la clásica guarnición de ensalada de lechuga, tomate y cebolla.

 
El corzo marinado y a la plancha con colmenillas estofadas estaba insuperable, tanto de punto como de sabor. ¡Qué mano que tiene este Luis!.

 
Y los pichones de Tierra de Campos estofados... ¡para llorar!. ¡Qué sabor!. ¡Qué textura!. ¡Qué ricos!. Tenéis que probarlos.


Todo ello acompañado con un pan de rosca que aún venía caliente.


Terminamos con unos postres caseros y clásicos. El arroz con leche y las peras al vino blanco.


Tengo que volver, seguro que para el otoño, o bien para las jornadas de la caza que celebra regularmente durante el mes de noviembre.
 
 

4 comentarios:

  1. que manjares, lo tendré en cuenta


    ¡¡besos¡¡

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  2. Menuda referencia Zamorana que me acabas de dar, no me suena el pueblo que comentas pero voy a buscarlo :
    Besines

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