lunes, 10 de octubre de 2011

Crujientes de Neufchâtel con sirope de tunos y almendras

Este es el segundo quesito francés de los que me trajo mi hermano, el Neufchâtel.

El Neufchâtel posee AOC (Appellation d´Origine Contrôlée) y se hace en la alta Normadía, en el Pays de Bray. Es un queso a base de leche pasteurizada de vaca  y, una de sus características, es la forma de corazón que tiene.

Pues esto del corazón me ha llegado a mi al alma. ¡Qué hermano tengo!. ¡Cuanto me quiere!. ¿O será casualidad?. Yo creo que se han dado las dos cosas.

Así que, voy a intentar hacer una receta rápida, pero con amor y saludable...

Ya está, tipo canapé, para servirlo en cócteles y otras celebraciones de pie.

Ahí va amig@s.

Crujientes de neufchâtel con sirope de tunos y almendras

Ingredientes:

1 queso Neufchâtel (200 gramos)
12 obleas de pasta wan-tun
Sirope de tunos
Almendras fileteadas crudas






Preparación:

En cuanto al sirope de tunos, hago referencia a mi entrada anterior en el blog, así que, a mirarla (es muy fácil: unos tunos, 10% de su peso en azúcar y a cocer, más o menos).


Para las obleas de wan-tun, si están frescas bien, si no las descongelaremos (yo solo las encuentro congeladas). Las separamos con cuidado de que no se rompan y las mantenemos tapadas con un trapito húmedo hasta que las friamos. Ponemos en una sartén aceite a calentar, y cuando alcance los 170º C empezamos a freírlas, dando la vuelta enseguida (se doran muy rápido). Cuando estén doradas las retiramos y reservamos en un platito con un papel absorbente. Reservamos.



Por otra parte, en una sarten antiadherente, echamos un puñadito de almendras crudas fileteadas y vamos tostando, dando vueltas con una cuchara de madera, teniendo mucho cuidado de que no se nos quemen pues luego amargan. Reservamos.


El queso lo cortamos a cuchillo en lonchas como de medio centímetro, o algo menos, de espesor. Ya está. A montar el plato.

En un plato ponemos las obleas.
Sobre cada una de ellas disponemos una porción queso neufchâtel.
Ayudándonos del biberón echamos el sirope de tunos,
y por encima un puñadito de almendras recién tostadas. ¡Riquííííííííísimo!, ya me diréis.

Presentación:

Crujientes de Neufchâtel con sirope de tunos y almendras

¡Y ya solo me quedan dos quesos...!

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