Recuerdo hace años que mi abuelo me llevó por el centro de Madrid.
Hijo, te voy a llevar a unos sitios por el centro donde yo iba cuando era más joven, me dijo, a tomar unas gambas y unos vinitos.
Y así fué. No recuerdo los años que yo tenía, pero ya era mayorcito (para tomarme unos vinos...); un día me llevó a "La Casa del Abuelo" y nos tomamos lo típico: unas gambitas al ajillo y unos vinos.
Todavía recuerdo con cariño ese día. ¡Que orgulloso estaba de que mi abuelo me llevara de vinos a los sitios que él conocía! y supongo, por la cara que ponía y como me miraba, que él también se sentía orgullo de compartir conmigo ese momento. Su nieto era mayor y podía chatear con él.
Todavía recuerdo con cariño ese día. ¡Que orgulloso estaba de que mi abuelo me llevara de vinos a los sitios que él conocía! y supongo, por la cara que ponía y como me miraba, que él también se sentía orgullo de compartir conmigo ese momento. Su nieto era mayor y podía chatear con él.
Pues hoy me están viniendo a la memoria esos recuerdos y nada mejor que aprovecharme de ellos. Por eso voy a preparar unas gambas al ajillo. Plato típico de Madrid, aunque algunos no se lo crean.
Un plato tradicional de los más socorrido: para día de fiesta, para diario, para sorprender a tus amigos, para sorprenderte a tí... Cualquier día es bueno para "apretarse" unas gambas, y no pongáis pegas por el precio, que pueden ser hasta congeladas...
Gambas al ajillo
Ingredientes (4 personas):
48 gambas (como un kilo si son de buen calibre)
8 dientes de ajo
4 pimientas cayena
Aceite de oliva virgen extra
Sal común
Preparación:
Pelamos las gambas y reservamos. Hoy he utilizado unas gambas rojas que tenía en el congelador. Un caprichito...
A continuación pelamos los ajos y los laminamos. Reservamos.
En cuatro cazuelas de barro (haremos raciones individuales) ponemos aceite de oliva virgen extra, abundante, que luego el moje está muy rico, y ponemos a fuego vivo. Cuando alcance 125º C echamos los ajos laminados, repartiéndolos bien, y una pimienta cayena en cada cazuela. Dejamos que se sofrían y antes de que empiecen a dorarse echamos las gambas (12 por ración). Sazonamos y bajamos el fuego al mínimo.
Al minuto damos la vuelta a las gambas y retiramos del fuego. Listas para comer, eso si, con pan, que los "barquitos" en el aceite están bien ricos.
Presentación:
No puede ser de lo más sencilla, ponemos la cazuela sobre otro plato para que no nos queme la mesa y a comer.
Gambas rojas al ajillo. |
Sin florituras, sin grandes presentaciones, que es comida típica regional. Con la calidad del producto y el sabor de siempre, para qué más...?.
Simplemente me encata ...mi aperitivo favorito,estaria todos los dias comiendolo,un beso¡¡
ResponderEliminarMira que me gustan, están muy ricas. Un besazo.
ResponderEliminarNada mejor que disfrutar de recetas que, además de ricas, estén cargadas de recuerdos... los abuelos son personajes de lo más especiales ¿verdad????? Si el tuyo se estrenó contigo en esto del tapeteo con unas gambas, debía ser un señor muy sabio y con muy buen gusto :) Me encantan las gambas al ajillo hechas como en tu receta, con gambas frescas, sin pimentón ni nada raro, sólo con ajo, sal y cayena. Sencillas pero exquisitas!
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarEs una receta sencilla pero con un sabor muy, pero que muy especial.