Aprovechando un fin de semana por tierras navarras, me topé al repostar combustible en Tafalla con un puesto "callejero" donde vendían pimientos del piquillo de Lodosa frescos.
- ¿Nos llevamos unos cuantos a Madrid?. Pregunté a la familia.
- Venga. Vale. Contestaron mi mujer y mi hija.
A eso que me bajo y pregunto que a cuanto cuestan.
- A uno cincuenta señor.
- ¿Y cuantos entran en un kilo?.
- Como unas veinte piezas.
Y me digo: ¡leche!. Veinte piezas a uno cincuenta, total 30 euros. ¡Joder (con perdón)!, ¡Qué caros!.
Pero yo que soy un hombre que se viste por lo pies y había tomado una decisión le dije.
- Póngame kilo y medio.
La señora del puesto veo que no cuenta los pimientos (ya me imagino que por algún lado me la va a colar) y los pesa en una romana de esas que no sabes si un poco más a la izquierda o un poco más a la derecha...
- Ahí tiene señor.
- ¿Qué le debo?
- Tres euros.
Seré tonto. ¡Si era el kilo lo que costaba 1,50 €!. Por vergüenza me marché, pero por la tarde regresé y me llevé trece (si, trece) kilos más. Para mí y para regalar a compañeros y amigos. ¡Qué olor en el coche!. ¡Qué buena compra!. Y lo mejor: EL PRECIO.
Y ya en casa, a falta de tambor para asar al fuego vivo, me he tenido que conformar con hacerlos al horno pero, cual ha sido mi sorpresa de lo ricos que han salido. Probad, probad, y aprovechad que estamos en temporada...
Ingredientes:
2 kg. de pimientos del piquillo de Lodosa
Aceite de oliva
Sal común
Preparación:
Lavamos los pimientos. Los secamos con un trapo y los colocamos en un plaqué de horno, mojándolos con un poquito de aceite de oliva y frotándolos con las manos.
Introducimos en el horno precalentado a 220 ºC en la mitad del mismo, con aire forzado y dejamos hacer durante quince minutos (veremos que la piel se va quemando, pero no pasa nada, es mejor, para darle el toque de ahumadito). Sacamos del horno y dejamos que se atemperen.
Con la ayuda de una puntilla, vamos cortando la cabeza del pimiento y retirando la piel con cuidado de no romper el pimiento (aunque si se rompe no pasa nada, lo utilizaremos como tiras).
Vamos colocando los pimientos pelados en un tarro de cristal y, si no los vamos a consumir en el momento los cubrimos con aceite de oliva y conservamos en el frigorífico.
Nos pueden servir como guarnición de cualquier carne, o incluso para preparar todo tipo de guisos.
En esta ocasión, y como eran los primeros, se merecían conservar toda su personalidad, por eso, una vez hechos los he colocado en una cazuela de barro y los he confitado en aceite de oliva diez minutos en el horno a 150ºC. Un poquito de sal en escamas y, ¿para qué más?.
Pimientos de Lodosa al horno. |
¡Buen provecho!.
Sencillos de preparar y con esa buena matería prima que son los pimientos de esa tierra.
ResponderEliminarYa lo creo. RIQUÍSIMOS.
EliminarSaludos Lucía.
yo este año he tenido buena cosecha y los he disfrutado de todas las formas posible y menuda diferencia con los comprados
ResponderEliminar¡¡besos¡¡
Pero de aquí a Lima. Menudo sabor, y recién horneados más aún...
Eliminar;-)
Besos.